Los corales de esta
posesión británica en el Caribe están en bastante buen estado, aunque siguen siendo
amenazados por la eliminación de los manglares costeros, los residuos orgánicos e
industriales, la polución relacionada con el petróleo y el impacto turístico,
principalmente la destrucción causada por las anclas y las cadenas de ancla de los
barcos. El Gobierno ha respondido
con controles efectivos sobre algunas de las prácticas más dañinas contra el arrecife.
En 1978 y 1986 las Islas Cayman aprobaron unas de las leyes de protección marina más
efectivas que se conocen, y en 1993 instituyeron una multa de 625.000 dólares contra
cualquier barco que polucionase sus aguas costeras.
El Gobierno planea instaurar un completo
programa de protección de los arrecifes, instalando boyas permanentes, promover las zonas
de buceo en las áreas menos frecuentadas, estableciendo normas para los operadores de
deportes acuáticos y promoviendo el snorkeling.
Incluso ha habido un poco de ayuda por
parte de la industria de los transatlánticos de crucero. En diciembre de 1996 la Holland
America Cruise Line donó 100.000 dólares al "National Trust for the Cayman
Islands" para el desarrollo y preservación de un santuario de aves marinas en la
Isla Little Cayman.
¿Parece una acción generosa?
Curiosamente, el Gobierno de Cayman estaba valorando en ese momento las responsabilidades
de la compañia Holland America por haber dañado gravemente, al arrastrar su ancla, un
lugar de buceo conocido como el arrecife Cheeseburger.
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