En el Caribe la
Naturaleza nos recuerda de vez en cuando quién está al mando: el huracán Luis en 1995
devastó la isla de Barbuda, destrozando hogares, barcos y de paso el suministro local de
agua potable. Antigua sufrió
igualmente los efectos de estos desastres, que atacaron principalmente su naciente
industria turística: se dañaron numerosos corales blandos, aunque los que se localizaban
en los puntos de buceo parece que están retornando a la vida.
De todas formas los arrecifes no están
libres de problemas, la erosión generada por las construcciones costeras ha polucionado
las zonas próximas con el sedimento que ahoga a los corales.
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