Las fanerógamas, espermatofitos, o plantas
superiores constituyen un grupo de vegetales bastante homogéneo, caracterizado por una
organización externa, donde se puede diferenciar claramente la raíz, el tallo, las
hojas, las flores y los frutos con las semillas. También presentan una clara
diferenciación interna, donde existen tejidos perfectamente diferenciados estructural y
funcionalmente.
Aunque se trata de un grupo básicamente terrestre, algunas especies se
han adaptado al medio subacuático. Éstas son comunes en las aguas poco profundas
de los mares tropicales y del Mediterráneo, donde juegan un importante papel como
estabilizadores del sedimento y como productores primarios.
Sus densas formaciones, conocidas en español como
praderas o como alguers en catalán, constituyen uno de los ecosistemas marinos
más productivos, siendo fuente indirecta de alimento y lugar de refugio o cría para
muchos organismos, además de participar activamente en el ciclo de los nutrientes.
Las fanerógamas son plantas perfectamente
adaptadas a vivir en el mar, pudiendo resistir perfectamente temporales y corrientes.
También han resuelto de forma efectiva la polinización y la dispersión de las semillas.
Sus flores suelen ser pequeñas y poco diferenciadas. Sus formaciones constan de una
complicada red formada por los rizomas, de los que parten las raíces y las hojas,
generalmente de forma plana y acintada, y que crecen en haces.
Algunas fanerógamas como la Posidonia oceanica
están en franca regresión por efecto de la presión humana sobre su entorno, como
por ejemplo la contaminación o la destrucción mecánica a causa del anclaje de
embarcaciones sobre esta frágil pero importantísima comunidad vegetal.