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CUANTO NOS COSTARÁ LA TRAGEDIA Aunque todavía no está
cerrado el expediente de los gastos y daños causados por la contaminación
del fuel derramado por el Prestige, labor que llevará probablemente años
porque nos queda por conocer, entre otros, el coste millonario de la
recuperación o neutralización de la carga contenida en el pecio, es
posible ofrecer algunas aproximaciones al respecto. TIPO DE HIDROCARBURO Y CANTIDAD VERTIDA O DERRAMADA El tipo de hidrocarburo constituye el factor de mayor peso en el coste de un derrame contaminante. Cuanto más viscoso y persistente sea el hidrocarburo, más difícil y costosa resultará su limpieza y recuperación. De ahí que derrames de escasa cuantía, pero de productos sucios, como por ejemplo los del Nakhodka y el Erika, hayan tenido un coste muy superior a otros derrames mayores de crudo ligero. La cantidad derramada resulta siempre un dato básico del problema, aunque no el más importante. En general, los productos refinados (gasolinas, gasoils) se benefician de un rápido proceso de evaporación y dispersión en el medio marino que hace innecesarias las tareas de limpieza. Por el contrario, los crudos pesados y los fueles, especialmente estos últimos, con una baja proporción de componentes volátiles, se desplazan durante días emulsionados con agua de mar, y llegan a las playas y acantilados, donde su limpieza supone costes extraordinarios. Añadamos que los fueles pesados, a los que se adhieren determinadas partículas sólidas de la columna de agua, pueden depositarse en el lecho marino, perjudicando gravemente el sedimento y la biología marina que allí anida, con el peligro de volver a la superficie y alcanzar las costas cuando es removido por efecto de un temporal. El fuel cargado por el Prestige, según los análisis efectuados por el laboratorio del CEDRE (y también por los laboratorios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, aunque a los investigadores de este organismo español les obligaron a silenciar sus datos), resulta de una alta viscosidad, escasa volatilidad y contiene elementos tóxicos que pueden afectar a la salud de las personas que permanezcan en contacto con él. Es decir, se trata del peor tipo de hidrocarburo posible. LOCALIZACIÓN DEL DERRAME Este es otro aspecto fundamental cuando se analizan los costes de la contaminación. Los tres mayores accidentes de petroleros en cuanto a la cantidad de crudo introducido en el medio marino, el Atlantic Empress (Tobago, 1979, 287.000 toneladas), el ABT Summer (Angola, 1991, 260.000 toneladas), y el Castillo de Bellver (Sudáfrica, 1983, 252.000 toneladas), tuvieron un impacto menor porque los derrames se produjeron muy lejos de la costa y el crudo se diluye y dispersa por procesos naturales de evaporación, oxidación y biodegradación. Tampoco tiene el mismo efecto, hablando de costes, que la contaminación se produzca en una zona poco habitada o infrautilizada por el hombre, que tenga lugar en una zona muy poblada, con grandes intereses pesqueros, turísticos o industriales. Las características socio-económicas del área afectada influyen de forma determinante en los daños a indemnizar. El fuel del Prestige golpeó más de mil quinientos kilómetros de costa, entre España, Francia y, en menor medida Portugal, en regiones con gran densidad de población y cuyas economías dependen en buena parte de los frutos que obtienen del mar. LIMPIEZA Y RECOGIDA EN LA MAR Y EN TIERRA Los costes resultan muy diferentes si el hidrocarburo se recoge en el mar o hay que limpiar las playas y acantilados. La recogida en el mar, mucho más barata, necesita de medios idóneos a flote y de condiciones de mar y viento adecuadas. En el caso del Prestige, a pesar de los esfuerzos del sector pesquero, las condiciones meteorológicas de la época del año en que se produjo el accidente y la falta de medios apropiados provocó que la mayor parte del chapapote o galipote llegara a la costa, ensuciando áreas rocosas de difícil acceso cuya limpieza exige recursos extraordinarios. Sumemos a todo ello que la gestión de las tareas de limpieza fue deficiente, como denunciaron los miles de voluntarios que se desplazaron a las zonas contaminadas de Galicia, y tendremos un escenario con las peores condiciones posibles.
Analicemos ahora cuanto cuesta "arreglar" un problema de contaminación. Tres son los capítulos básicos en que se divide el coste total de una contaminación masiva por hidrocarburos:
A estas cifras se les debe
añadir el impacto negativo de la catástrofe sobre el conjunto de la
economía de las zonas afectadas: niveles de actividad, empleo, influencia
en el producto interior bruto de la región, etc. Es evidente que tales
costes resultan difíciles de cuantificar y que su cálculo ha de hacerse
caso por caso. No hay reglas generales que nos indiquen el "coste" de un
derrame. En el accidente del Prestige nos movemos todavía, en buena parte,
en estimaciones y conjeturas más o menos fiables, aunque disponemos ya de
algunas cantidades que nos permiten tener una idea de la magnitud
económica de la catástrofe.
Las elevadas sumas barajadas
-repito: sin la cuantificación precisa de otros daños colaterales y de la
recuperación del fuel remanente en el pecio- no parecen exageradas a la
luz de los costes conocidos de otros accidentes marítimos de mucha menor
gravedad que el del Prestige. Así, el accidente del Exxon Valdez (37.000
toneladas de crudo), costó 2.500 millones de dólares USA sólo en trabajos
de limpieza y recuperación de la zona. Y el accidente del Erika (20.000
toneladas de fuel, 400 kilómetros de costa afectada), supera los 700
millones de euros.
© Joan Zamora Terrés Dedicado a Marina, mi
hija, que tanto me ayudó,
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