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En verano de 1997, el barco de vela latina "Rafael" empezó su labor pedagógica desde el muelle local, ofreciendo a los aficionados la posibilidad de aprender el arte de navegar con vela latina y la oportunidad de circunvalar la costa hasta las islas Formigues (Hormigas). El Museu de la Pesca-Cau de la Costa Brava está en clara expansión habiendo anunciado ya el proyecto Ictiópolis -la ciudad de los peces- que se ubicará en un hangar del puerto pesquero actual (ver sección Noticias marinas, 13.11.97). Palamós es también punto de referencia para los buceadores. Cerca de la bocana del puerto, se encuentran dos conocidas inmersiones: la Llosa y cerca de ella, el pecio del Bóreas. Una iniciativa conjunta del ayuntamiento y del centro Nautilus sub, hecha pública hace poco, pretende construir una capilla submarina coronada por una escultura de Jesucristo de dos metros de altura. (ver notícias marinas 6.3.98). Para los amantes del senderismo, Palamós propone algunos parajes de excepcional importancia ya que muestran al observador una imagen de la Costa Brava poco alterada por el "boom" turístico que ha tanto ha modificado ¿destruido? la estética del litoral. El camino de ronda que une S'Alguer con la playa Castell es único. S'Alguer es una pequeña cala, donde hay acogedoras residencias populares de veraneo, herencia de las barracas de pescadores. Castell aparece a los ojos del paseante, como un arenal virgen, de indudable riqueza paisajística, y por si fuera poco, en su extremo norte conserva restos arqueológicos ibéricos. La ruta completa -de la playa de la Fosca a sa Cobertera, ocupa unas tres horas, y está descrita en la publicación de Teresa Marquès (ver Bibliografía)
Cala Margarida mantiene algo de este ambiente popular de pescadores. Las terrazas porticadas de las casas son encantadoras y sirven a la vez de zona de paso para ir de un extremo a otro de la playa. Esta cala está rematada por la mole del cap (cabo) Gros, un imponente mirador coronado de ágaves, que florecen en el perfil de la roca. En una ocasión, navegando en el "Rafael" por delante del cap Gros, oímos el origen apócrifo de este cabo, que explica la gran diversidad de materiales geológicos de la zona: "Cuando Dios creó el Mundo utilizó muchos elementos distintos para hacer las rocas. Una vez concluyó esta tarea, y no sabiendo qué hacer del material sobrante, las acumuló en este lugar que pasó a ser el cap Gros". La inmersiónHa sido la primera vez que hemos visitado Cala Margarida, una pequeña cala rodeada por un camino con casas de pescadores o, por lo menos, casas que recuerdan los tiempos en que se vivía eminentemente del mar. Es una cala sin pretensiones, acogedora y bonita. La playa es rocosa, no arenosa, y justo al adentrarnos un poco en el agua nos sorprendió la extensión de una alga de color rosa pálido, ramificada y desordenada, la Asparagopsis armata.
El nombre de esta alga viene del griego y significa con aspecto de espárrago. Resulta que es de procedencia australiana y que llegó a nuestras costas sobre 1925. No éramos conscientes de haberla visto antes, si bien la extensión con que la encontramos en cala Margarida nos hace pensar que debe ser más común de lo que nos dicen los sentidos. Decantándonos hacia la derecha, encontramos el tubo emisario, hoy día en desuso, y lo seguimos un buen rato hasta que nos llevó a unas formaciones rocosas lo bastante interesantes como para que nos desviásemos de nuestro rumbo. En este primer tramo, además de la gran planicie de algas que, de hecho, nos ocultaba las otras formas de vida, vimos un cangrejo ermitaño (Dardanus calidus) con dos anémonas (Calliactis parasitica) por sombrero, totalmente cerradas. También vimos un congrio (Conger conger) entre unas rocas amontonadas en el fondo. En un agujero minúsculo vimos una babosa roja muy pequeña (Parablennius sanguineus). Más adelante encontramos otro fragmento del tubo del emisario, en este caso con sorpresa incluída: había varias gambitas rojas y otras transparentes con manchas marrones y rallas negras (Palaemon elegans). Allí mismo, oculto en el tubo, Daco había visto un gran congrio (Conger conger), pero se ocultó a nuestras miradas. Está claro que cada submarinista ve y vive la inmersión de diferente forma, por mucho que se esfuercen en compartir la vida interesante con la que se encuentran. Continuamos la inmersión por la derecha: pasos entre rocas, rocas sobre las que pasamos... En lo referente a los nudibranquios, encontramos uno pequeño, de color azul electrico con líneas de color azul cielo y con un toque de gracia naranja (Thuridilla hopei). De esta misma especie habíamos visto la semana pasada, pero las líneas eran amarillas en vez de naranjas.
Además vimos nudibranquios casi microscópicos con volantines, uno de color violeta, compañero de inmersión bastante fiel (Flabellina affinis) y uno de color blanco con puntas naranjas (Cratena peregrina). Aún mas, encontramos una impasible vaquita suiza (Peltodoris atromaculata) junto a una pequeña cueva llena de tordos, machos y hembras, en total como diez o doce peces de buen tamaño. También vimos erizos de color violeta (Sphaerechinus granularis); una esponja con forma de vaso, negra, pequeña, que filtraba el aigua de tal manera que parecía que se abriese y se cerrase. Espirógrafos rosas pequeños y otro, también pequeño, de color marrón intenso; en cuanto a peces, vimos momas "narigudas", con la cabeza de color negro y el resto del cuerpo amarillo, lisas, variadas muy grandes en la zona más profunda (sobretodo lo dice Miquel) y algún serranito. Justo antes de iniciar el retorno, divisamos una morena (Muraena helena), bastante escondida, tan solo le vimos la cabeza gris, aunque nos estuvimos observando mútuamente un buen rato. La inmersión se podría sintetizar en la gran extensión de algas, la presencia de ascidias (Halocynthia papillosa) y de estrellas rojas. La abundancia de estrellas dice mucho a favor de la pureza del agua. También vimos alguna estrella espinosa pequeña, aunque ya no eran tan habituales, y un ofiuro. En las paredes rocosas había, por lo general, esponjas, coralina y anémonas incrustantes amarillas. La visibilidad era mucho mejor en la superficie que en el fondo. A poca profundidad la marea se esforzaba en arrastrarnos a la derecha. Además, en los últimos tramos, yo tenía problemas por falta de plomo en el cinturón. DATOS TÉCNICOS
PLANO
FOTOS
Bibliografía
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