M@re Nostrum

El Boreas
por Miquel Pontes

Un poco de historia


Mapa de Palamós y su puerto, frente al que
se halla hundido el Boreas.

l Boreas no es un barco. Es un pecio. Esto significa que es un barco hundido. Este pecio fue, en vida, un remolcador de altura alemán, de nombre Pellworn, que participó en la Segunda Guerra Mundial con la Marina de su país, resultando con graves daños en su estructura, que nunca quedó reparada del todo.

Al finalizar la guerra el barco pasó a formar parte de la Marina de los Estados Unidos, donde fue rebautizado como USN102 y destinado a sencillas tareas de trasporte. En 1960 volvió a la Marina alemana para desempeñar funciones de localización de torpedos y minas en la escuela de armas submarinas de Wilhemshaven.

En 1980 fue vendido para ser desguazado, pero su destino cambió cuando fue comprado por una oscura sociedad panameña que le cambió el nombre por el de "Boreas". Se lo empleó en la prospección de petróleo pero también para el contrabando de estupefacientes.


La antigua cocina de a bordo,
ahora bajo las aguas.

La Policía de Aduanas española capturó al Boreas frente a las costas de Begur, en la provincia de Girona, con 600 kg. de hachís. Fue confiscado y pasó el resto de sus días atracado en el puerto de Palamós, en un estado de abandono total que duró tres años.

A finales de 1988 fue comprado por dos clubes de buceo de Palamós, los cuales consiguieron los permisos para hundirlo en la "Llosa" de Palamós para formar un arrecife artificial que sirviera como protección a la fauna de la zona y para disfrute de los submarinistas.

Las inmersiones en el Boreas


Vista de la superestructura
en la actualidad mucho más deteriorada.

El Boreas reposa hoy día a unos 30 metros de profundidad , con la hélice mirando a mar abierto y un poco escorado a babor. La parte mas superficial del Boreas, correspondiente al puente de mando, está a unos 16 metros de la superficie, y es aquí donde está fijado el cabo de la boya que nos permiten bajar (y subir) con seguridad, incluso en condiciones de baja visibilidad.

Las redes de un pesquero de arrastre arrancaron su chimenea hace tiempo. Conviene recordar que las redes de pesca son un elemento a evitar cuando estamos bajo el agua; a 30 metros de profundidad no hace falta enredarse más de una vez para tener de qué preocuparse.

Como recomendaciones para esta inmersión hay que tener en cuenta el perfil cuadrado de ésta, por lo que casi todo el tiempo de inmersión lo pasamos en el fondo. Por ello es muy probable que la acumulación de nitrógeno en nuestro cuerpo sobrepase la llamada "curva de seguridad", por lo que se entra en la zona de descompresión casi sin darse uno cuenta, y es que la inmersión es muy entretenida.


Cuando las aguas están claras,
el espectáculo está asegurado.

Nadando por las cubiertas del barco podemos imaginarnos a los marineros caminando por cubierta en medio de la marejada para cumplir con sus quehaceres. Los pecios tienen ese "algo" enigmático que nos transporta a tiempos pasados. Es una sensación mágica.

Volviendo a la realidad, hay que decir que es imprescindible efectuar las paradas de seguridad que indiquen nuestras tablas o nuestro ordenador de buceo, y no está de más añadir 3 minutos a 3 metros como medida de seguridad para evitar en lo posible el síndrome de descompresión, en especial si esta no es nuestra única inmersión este día.

Para los buceadores noveles es recomendable aprender a dominar bien el chaleco hidrostático para evitar problemas a la hora de efectuar la descompresión, único momento crítico de esta inmersión, pues a 30 metros de profundidad el control del chaleco no ofrece ningún tipo de problema.


La mejor zona del pecio, su antaño
poderoso motor diesel de 800 HP

Por lo demás, la mayor parte de las áreas del barco son accesibles, se puede entrar en las bodegas, en el compartimento del motor, donde con suerte es posible ver algún congrio, y en el puente, aunque éste está bastante maltrecho pues ya lleva casi 10 años bajo el agua. Podemos ver la impresionante hélice situada a 32 metros de profundidad, que es la parte más profunda de esta inmersión.

También podemos observar con detalle la impresionante cantidad de minúsculas formas de vida que viven adheridas al casco del Boreas, como los espirógrafos y las esponjas. Otros animales, como los nudibranquios, pululan en los lugares más recónditos. Los peces son dignos de observar, desde las camufladas escórporas que habitan bajo la quilla hasta los sargos que nos rodean en el momento de entrar en el agua.


Entrando en la bodega.

La visibilidad del agua es habitualmente de 10 a 12 metros, aunque si tenemos suerte puede haber más. En condiciones extremas, por ejemplo con las lluvias de Otoño, la visibilidad se reduce mucho, constituyéndose a veces en un problema para los buceadores poco experimentados. De todas formas la inmersión es bastante fácil pues con no perder de vista el pecio, el camino de vuelta al barco del centro de buceo está asegurado.

En los trabajos de acondicionamiento previos al hundimiento se eliminaron todas las puertas, mástiles y cables del barco que pudieran poner en peligro la vida de los submarinistas en el futuro, por lo que es relativamente seguro adentrarse en su interior, en especial merece la pena visitar el motor.

"LA LLOSA"

La zona alrededor del casco del pecio, conocida como la "Llosa", es una gran piedra sumergida a menos de una milla de la entrada del puerto de Palamós. Se encuentra a unos de 4 metros de la superficie, en la parte situada bajo la gran boya roja que divisamos frente al puerto, y llega a sobrepasar los 40 metros en los arenales de la parte más honda. La naturaleza de "la Llosa", la cual está plagada de cavidades y grietas hace que sea un buen refugio para innumerables seres que habitan en ella, desde los vistosos nudibranquios hasta el escaso coral rojo.


Los pecios siempre atraen fuertemente
a los submarinistas más atrevidos.

La "Llosa" ha sido el punto final al destino de muchos barcos en toda la historia de la zona, destacando hundimientos como el del velero "La Concepció" en 1683, el buque "Cheliff" que colisionó con ella en 1886 o el velero francés "La Paix" que acabo aquí sus días en 1899. Destaca trágicamente el navío de guerra español "San Isidoro" que se hundió a finales del siglo XVIII y una de cuyas anclas, segun dicen, encontramos hoy día en el Paseo Marítimo de Palamós.

Las guerras y los temporales han provocado infinidad de naufragios en la "Llosa" a lo largo de los años. Es por ello que el buceo en esta zona nos aporta la posibilidad de hallar objetos muy diversos semienterrados en el fondo marino próximo al puerto de Palamós.

Pero hay que tener buena vista...


 

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Última modificación: 01 enero 2024 10:18


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