S.S. Tuggerah
por Michael McFadyen
Devilfish Diving Services
traducción por Miquel Pontes

l SS Tuggerah es un pecio
situado a unos 2.2 kilómetros de la costa del Royal National Park, en el sur de Sydney.
Era uno de los vapores carboneros conocidos como "Sixty Miler", transportando a
los mineros que recorrieron la costa de Nueva Gales del Sur desde mediados del siglo XIX
hasta principios de 1990.
Construido y diseñado por la Clyde Ship Building and Engineering Ltd. de Port
Glasgow, Escocia para la Wallarah Coal Co. Ltd., el Tuggerah fue
botado en octubre de 1912. Desplazaba 749 toneladas y tenía unos 50 metros de eslora. Era
impulsado por un motor de vapor de triple expansión, dotado de dos calderas de
fabricación escocesa.
El Tuggerah se empleó para el transporte de carbón desde los
yacimientos situados en la costa cercana a Sydney, y tenia una historial
relativamente libre de incidentes, excepto uno que tuvo lugar el 26 de octubre de 1918, en
el que el barco quedó encallado cerca de la entrada de Port Wollongong. El Tuggerah
sufrió daños en la quilla que fueron reparados en el Morts Dock de Sydney.
Menos de cinco meses después de la pérdida del S.S. Undola
delante de la Garie Beach en el Royal National Park y menos de seis semanas después de la
pérdida del S.S.
Myola al norte de Sydney Heads, el Tuggerah se hundió en
medio de una violenta tormenta.
¿Qué pasó?
Después de cargar 820 toneladas de carbón en el Bulli Jetty, el sábado 16 de mayo de
1919, el Tuggerah se hizo a la mar hacia las 2.30 de la tarde. Desde
hacía ya algunos días un temporal azotaba la costa, pero en el muelle de carga la
meteorología no parecía tan mala.
Cuando dejó el Bulli Jetty, el Tuggerah navegaba ligeramente escorado
a babor, debido a que el carbón no estaba distribuido uniformemente en las bodegas y a la
presencia, además, de unas 10 toneladas de carbón que habían quedado en cubierta.
En lugar de detenerse para corregir la inclinación del barco, distribuyendo la carga
adecuadamente, y cerrar las escotillas antes de dejar el muelle, el Capitán McConachie
decidió hacerse a la mar.
No se sabe por qué no se corrigió la situación antes de abandonar el muelle de
carga, pero se supone que, de haberlo hecho, el Tuggerah habría
acumulado retrasos y por tanto pérdidas económicas para sus propietarios. Poco después
de pasar el arrecife Bulli Reef, fue obvio que el estado de la mar era peor de lo que se
pensaban.
A pesar de todo, la nave continuó hacia el norte, embarcando agua continuamente por
culpa de la inclinación y de las escotillas mal ajustadas. La tripulación tuvo
verdaderos problemas para distribuir la carga de carbón en las bodegas debido al estado
de la mar.
Justo después de las 4 de la tarde, delante de Marley Beach en el Royal National Park,
una gran ola, de una altura estimada en unos seis metros, se apoderó del lado de babor.
En pocos minutos el Tuggerah escoró y se hundió.
El hundimiento
Al ver escorar la nave, el Capitán McConachie se dio cuenta de que ésta estaba
perdida y ordenó arriar el bote salvavidas. El Tuggerah empezó a
hundirse por la popa, por lo que los supervivientes que pudieron, se apretujaron en el
único bote salvavidas.
Después de una hora buscando a otros posibles supervivientes en medio del temporal,
los 11 tripulantes que se salvaron remaron duro hacia Port Hacking, a donde llegaron sobre
las 7.15 de la tarde.
Seis personas se hundieron con el barco, incluyendo al Capitán McConachie. Uno de los
supervivientes, Thorvald Thomsen, debía haber estado, seis semanas antes, en el
hundimiento del S.S.
Myola. Casi 30 años más tarde, este afortunado tripulante sobreviviría,
una vez más, al naufragio del S.S. Bombo.
La Marina abrió una investigación, pero no se encontró a ningún culpable del
hundimiento. Siguieron más investigaciones por parte de la Royal Comission, debido a la
pérdida del Undola, el Myola y el Tuggerah,
pero no se pudieron obtener datos concluyentes.
Descripción del pecio
No es seguro cuándo los buceadores dieron con el Tuggerah por primera
vez pero a mediados de 1973 se extrajo del fondo una de las anclas, que fue entregada a
los Gooyong Sea Scouts de Woronora. Por otra parte, un conocido buceador de Sydney
especializado en naufragios tiene la campana del barco.
Hoy día el Tuggerah descansa sobre su costado de babor, a una
profundidad máxima de unos 48 metros, delante de Wattamolla en el Royal National Park. El
"Tug" se ha visto muy afectado en su estructura porque, como en
casi todos los pecios cercanos a Sydney, la profundidad no le ha protegido de los
temporales que azotan el litoral de la zona de vez en cuando.
Mientras que la popa de la nave está relativamente intacta, el área situada delante
de las calderas está totalmente destruida por la corrosión combinada con el oleaje. A
mediados de marzo de 1994, un gran temporal arrancó una gran plancha cercana a la zona
del timón, debilitando notablemente esta parte del casco.
En el fin de semana del 10 y 11 de Mayo de 1997, el peor temporal que he visto jamás
en Sydney (desde las tormentas de Mayo de 1974), causó amplios daños al pecio. Una gran
plancha situada en la zona de las calderas cayó entre éstas y el casco, bloqueando el
paso que se empleaba para acceder a esta zona. Posteriormente, esta misma plancha se ha
desplazado un poco más, por lo que el paso vuelve a estar libre.
Otra plancha del casco se desprendió cerca del timón, convirtiendo la inspección de
las zonas cercanas al motor, el timón y la hélice en una operación bastante peligrosa.
Es conveniente extremar las precauciones al bucear por esta zona.
El Tuggerah es un pecio fácil de encontrar y las marcaciones y las
lecturas del GPS os llevarán justo encima del pecio. Las lecturas del GPS para el Tuggerah
son: latitud de 34° 08 ' 21" S y longitud de 151° 09 ' 02" E.
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Marcación Norte |
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Marcación Sudoeste |
Observad las marcaciones situadas sobre estas líneas y leed mi página de marcaciones y de
datos de GPS para una mejor localización. Avanzando hacia la marca situada más al
norte, el pecio se mostrará como una gran masa en el sonar, debido a la gran cantidad de
peces que lo cubren.
Es el momento de anclar sobre el pecio. La profundidad máxima es casi 49 metros (bajo
la hélice) y la inmersión se realiza a una profundidad media de 45 metros. Una vez
estéis seguros de que el ancla se ha fijado en la arena, bucead rápidamente hasta el
fondo y afianzarla.
El buceo en el Tuggerah se ve afectado por frecuentes corrientes
procedentes del Norte y que fluyen con gran intensidad. Ocasionalmente, estas corrientes
provienen del Sur. Habitualmente las corrientes sólo afectan a la superficie si bien, en
las ocasiones en que también afectan al fondo, deberéis emplear un cabo-guía ligado al
cabo del ancla para descender por él.
Hay que ser extremadamente cuidadoso, pues es bastante normal que los buzos se vean
alejados de su barco por culpa de la corriente. Incluso es posible que no sea posible
realizar la inmersión por esta causa, lo que coincide, cómo no, con una visibilidad
extraordinaria. Este caso me ha pasado no menos de dos veces en 1998.
En caso de duda más vale ir sobre seguro y dejar esta inmersión para otro día,
(probad a bucear en el S.S. Undola más
cercano a la costa y en el cual se puede bucear normalmente cuando en el Tuggerah
no).
Hemos bajado al Tuggerah unas 45 veces (contabilizadas hasta el 1 de Septiembre
de 1999) y no hemos podido bucear en él unas 15 veces más como mínimo, debido a las
fuertes corrientes que nos obligaron a abandonar en el intento.
El Tuggerah es, sin duda, la mejor inmersión de Sydney y es tan buena
como cualquier otra en Nueva Gales del Sur. El pecio y la vida marina que se concentra en
él, junto con una visibilidad bastante buena hacen de éste un punto de buceo
incomparable.
Bucear en el Tuggerah
Lo primero que
veréis al descender sobre el Tuggerah son peces:
¡MILLONES DE ELLOS!
Hay percas marinas rojas o "nannygais" (Centroberyx affinis) y
jureles o "yellowtails"
(Seriola
lalandi) directamente sobre el pecio, haciéndolo muy difícil de distinguir.
Una vez llegáis al fondo y habéis afianzado el ancla, echad una mirada alrededor. Si
veis grandes planchas, mayores que vosotros, estáis en la popa, mientras que si son
trozos menores, (vigas, etc.) estáis cerca de la proa.
Desde la parte más rota del pecio, siguiendo hacia el sudoeste y después de un
máximo de 20 metros, os encontraréis con las calderas. Normalmente, la vida marina es
tan prolífica que hay que acercarse a menos de dos metros de las calderas para poder verlas
realmente y aún así se requiere un potente foco submarino, puesto que la luz queda
bloqueada por la gran cantidad de peces que las cubren. Una inspección más detallada
revelará que, de hecho, hay dos calderas: la que es más visible, situada a estribor, y
la que está casi enterrada, situada a babor.
Las calderas están casi intactas y a menudo son la casa de los tiburones alfombra o
"wobbegong"
(Orectolobus
maculatus). Cuando se mira de frente a la caldera, podemos ver un retrete a un metro o
dos de la esquina situada a mano derecha, mientras que el casco del Tuggerah
sube a mano izquierda. En inmersiones posteriores, cuando entendáis mejor la disposición
del pecio, podéis nadar entre la caldera y el casco hacia los restos de la sala de
máquinas.
Por ahora, nadad alrededor del lado derecho de la caldera hacia su parte posterior. En
la arena situada a vuestra derecha veréis los restos de la chimenea de la nave y detrás
de la caldera, los grandes pistones del motor de vapor. Detrás de éstos están los
restos de la maquinaria. Una vez descubrí aquí una vértebra humana medio enterrada
junto al motor, cerca de la parte posterior de la caldera.
En la arena situada en las inmediaciones se pueden
distinguir a veces los "peces rata" o "stargazers"
(Kathetostoma
laeve). Estos peces (increíblemente feos) se entierran completamente en la
arena, dejando visibles únicamente sus ojos. En una inmersión a mediados de Junio de
1997 vi dos de estos peces. Uno era muy grande y el otro era más pequeño (25cm).
Cuando, molestado por otro buceador, el segundo "stargazer" se movió para
volver a enterrarse, fue atacado y devorado por una sepia de gran tamaño. Los dos
buceadores nos miramos asombrados por este veloz y mortal ataque (en realidad no hubo
lucha pues el "stargazer" no era rival para la sepia) que ocurrió a menos de un
metro de nosotros. Lo mejor de todo, a riesgo de parecer morboso, es que lo pude filmar en
vídeo. También pude ver otro "stargazer" en la proa del "Tug"
en agosto de 1999.
Continuad nadando hacia popa y llegaréis a la hélice y al timón. Bajo la hélice hay
un neumático lleno de cemento, restos de un experimento de boyas de "reciclaje",
arrastrada por las redes de un barco de pesca a finales de 1992. Antes había grandes
redes de pesca enganchadas en el pecio, pero todo lo que queda hoy en día son algunos
trozos de menor tamaño. Una vez mi compañero y yo empleamos una inmersión completa en
liberar un tiburón
de Port Jackson (Heterodontus
portusjacksoni) de una red.
A los fotógrafos submarinos les encantará ir bajo
la hélice (que, por cierto, tiene una pala rota) para tomar la fotografía de rigor, pero
deberán tener cuidado con los wobbegongs
y las rayas que a menudo se encuentran aquí. En la arena situada bajo esta sección del
casco se pueden ver casi siempre serpientes marinas y grandes plumas de mar.
Continuad vuestra inmersión rodeando la parte exterior del casco hacia proa hasta que
se vuelvan a ver los restos esparcidos en la arena, indicador de que estamos justo delante
de las calderas. Es el momento de dar por finalizada la inmersión en el fondo y volver a
la superficie cogidos al cabo del ancla.
La vida en el SS Tuggerah
En el Tuggerah se encuentran wobbegongs
y sepias. Los wobbegongs
habitan en cada rincón y en cada grieta. Algunas veces me he arrodillado accidentalmente
sobre alguno de ellos en el oscuro compartimento del motor mientras preparaba una
fotografía. Además pueden encontrarse peces como el "yellowtail
kingfish" (Seriola
lalandi), el "trevally"
(Caranx
melampygus) y el "red
morwong" (Cheilodactylus
fuscus).
Los buceadores pueden ven focas de forma regular, tanto en el fondo como en el camino
desde o hacia la superficie y se han visto incluso peces luna (Mola mola) y
delfines en el pecio.
En agosto de 1999 vi una foca atacando los bancos de peces situados sobre la caldera
del pecio. Más tarde la vimos acercarse a nosotros durante nuestra parada de
descompresión, y tuvimos un emocionante cara a cara, pues se situó a un metro de mi
máscara.
A finales de invierno pueden verse hasta 100 tiburones
de Port Jackson en una sola inmersión. En agosto de 1999 vi no menos de 100 tiburones
en la proa. En agosto de 1997 y 1998 vimos entre 50 y 75 de estos escualos en la misma
zona.
Como ya os he comentado, ésta es una inmersión magnífica, posiblemente la mejor de
la zona. La combinación del interesante pecio, la prolífica vida marina (incluyendo a
los mamíferos marinos), hace de cada inmersión una experiencia increíble.
Últimos consejos
Al igual que el cercano S.S.
Undola, el Tuggerah es una inmersión profunda, sólo apta
para buceadores especializados, experimentados y adecuadamente equipados. Además, tanto
el Undola como el Tuggerah necesitan precauciones
adicionales debido a las fuertes corrientes presentes en la zona y a la profundidad media
de la inmersión.
El tiempo medio de buceo es de 17 minutos (usando un monobotella con aire y complementando
el suministro con una pequeña botella adosada, conocida como "pony bottle",
como medida de seguridad). Se requieren unas paradas de descompresión de,
aproximadamente, 1 minuto a 9 metros, 4 minutos a 6 metros y 15 minutos a 3 metros.
La visibilidad es bastante buena normalmente; en la mitad de mis inmersiones la
visibilidad era de 20 metros o más. Sin embargo, a veces la visibilidad puede empeorar
bastante. Hay que tener en cuenta que una mala visibilidad en la superficie no excluye que
la visibilidad en el fondo pueda ser excelente: hay que bajar a comprobarlo...
Max Western en el Sea-Tamer II visita el Tuggerah.
Podéis contactar con él por E-Mail para más
información.
Referencias:
- Sydney Morning Herald
19, 20, 22 Mayo 1919
- St George and Sutherland Shire Leader,
20 Junio 1973, página 27
- Lloyds Register
1917-18
- Vanished Fleet of the Sydney Coastline,
por Max Gleeson, página 101-110

© Michael McFadyen |