Estrellas de mar
terror de las profundidades
por Fanny
García (Hipocampo)
n
el profundo y vasto reino del mar, casi la mitad de las criaturas que lo
habitan hacen lo posible por parecerse a algo distinto. Astutos seres
marinos se enmascaran para esconderse mejor de sus enemigos, o para atrapar
a otras desprevenidas criaturas.
Nada puede parecerse menos a un animal vivo y activo que una estrella de
mar, que yace inmóvil y aparentemente indefensa sobre la arena; podría
parecernos un alfiletero anaranjado de forma estrellada; sin señales de
patas, ojos, boca o garras.
¿Cómo
es posible que semejante criatura respire, coma, se mueva, ataque y se
defienda? Lejos de ser un pobre y desvalido animal a merced de todo el
mundo, es tan fuerte, voraz e implacable, que constituye el terror de
cuantos seres pequeños viven en las profundidades.
Las estrellas de mar son generalmente pentámeras, esto es, de cinco brazos,
pero hay también especies que solo tienen tres brazos, mientras que otras
tienen muchos más. El cuerpo de las estrellas de mar se compone de un disco
ventral y los brazos.
En la cara inferior o ventral del disco se halla la boca, mientras que en la
cara superior o dorsal está el ano, cuya presencia varia en función de la
especie.
El centro del disco lo ocupa el estómago. El esófago esta rodeado por un
anillo o canal anular, del cual parten tantos canales longitudinales
(canales radicales) como brazos tiene el animal, y que se extienden a lo
largo de los mismos y próximos a la cara ventral.
En la cara dorsal, rodeando al ano y a cierta distancia de él, existe la
llamada placa madrepórica o madreporito, similar a un cedazo, por cuyos
orificios penetra el agua del exterior. Este agua es transportada por los
canales hidróforos, de donde pasa al canal anular y de allí a los canales
radicales que se extienden a lo largo de los brazos de la estrella.
Estos canales radicales distribuyen el agua
circulante en una gran cantidad de conductos diminutos, cada uno de los
cuales termina en un pie ambulacral. Estos pies ambulacrales son una especie
de tentáculos huecos que se enderezan y mueven al inyectar agua en ciertas
vesículas de las que están provistos, siguiendo la voluntad del animal.
Los
pies ambulacrales terminan en ventosas, mediante las cuales el animal se
adhiere a los objetos y así puede avanzar, con una velocidad que
sorprendería a cualquiera. Estos pies son muy sensitivos; si se los toca con
cierta brusquedad, se encogen instantáneamente, escondiéndose tras una orla
de espinas rígidas que, al juntarse, forman una especie de cubierta enrejada
que los protege de cualquier peligro.
Las estrellas de mar pertenecen al grupo de los equinodermos, y son seres
marinos de simetría radiada.
Aunque se reproducen
sexualmente, tienen capacidad para reproducirse
también por gemación. La gemación es un método de multiplicación
vegetativa que se da en algunos animales invertebrados y en algunas plantas,
que permite el nacimiento de nuevos individuos completos a partir de unos
pequeños grupos celulares especiales llamados yemas.
La gemación tiene la curiosa propiedad de ser capaz de regenerar individuos
completos a partir de un brazo arrancado, por ejemplo, mientras que el resto
del animal es capaz de regenerar el brazo perdido. No incomoda a las
estrellas de mar desprenderse voluntariamente de alguno de sus miembros
cuando se sienten en peligro.
Existen estrellas de mar gigantescas de hasta veintidós brazos. Las hay
anaranjadas, purpúreas, rojas, verdes, rosadas amarillas, azules y
multicolores. Hay un gran número que son luminiscentes y brillan en la
oscuridad como relucientes estrellas verdes. También las hay de texturas
lisas, aunque también las hay erizadas de púas
Existen unas estrellas quebradizas que se llaman estrellas de arena o colas
de serpiente. Más extrañas aún son las que se conocen como “cabeza de
medusa” o “canastos de mar”, pues sus brazos se dividen una y otra vez en
numerosas ramas, las cuales están frecuentemente retorcidas y entretejidas
formando una especie de red.
Una
variedad muy hermosa y poco conocida es la denominada comátula, (aunque no
esta demasiado emparentada con las verdaderas estrellas de mar). Vive en
aguas profundas, y tiene varios brazos, largos y frágiles, cada uno de ellos
dividido en dos y con filamentos que les dan un aspecto de delicadas plumas.
En el dorso del minúsculo disco de sus cuerpos, tienen un círculo de espinas
curvas similares a pequeñas garras, con las que estas criaturas se aferran a
las rocas o algas cuando descansan.
Las estrellas de mar no son buenas madres; desparraman sus huevos en el mar
y no se preocupan más por lo que les ocurra a sus hijos, los cuales son
transportados por las corrientes por millones, y sirven de alimento a muchos
peces y a otros animales del mar.
Más Fotos
© Texto de Fanny García (Hipocampo)
Fotos de Miquel Pontes y Albert Ollé |