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A veces, los animales aparecen muertos en la arena de una playa, a la que llegaron arrastrados por las corrientes marinas y la marea.
En otros casos, como el que reflejan las noticias que acabamos de leer, los animales aparecen vivos, lo que nos hace preguntarnos por qué un animal, que aparentemente está perfectamente adaptado al medio marino, y que además, es inteligente, es capaz de dejarse atrapar por la marea en una tranquila playa. Tal vez estos animales están enfermos y débiles, como la infortunada ballena que apareció en Cantabria, pero se sabe de muchos otros casos en que no es así. Parece ser que los varamientos siempre han existido, y probablemente seguirán existiendo, pero las causas son muchas veces uno de tantos misterios, aún no desvelados, del mundo natural. Algunas teorías apuntan hacia la alteración del sentido de la orientación de los cetáceos, provocados tal vez por los cambios en los campos magnéticos del planeta, a los que se sabe son sensibles las ballenas. De todas formas debemos pensar que las ballenas son seres inteligentes que no viajan guiados únicamente por su instinto, por lo cual son capaces de reaccionar ante la visión de un fondo demasiado cercano para sus voluminosos cuerpos. Otra posibilidad es que el varamiento se produzca debido a una situación de pánico. Todos sabemos que, en estos casos, no todos los humanos son capaces de reaccionar de una manera coordinada e inteligente, por lo que no es extraño que una ballena acosada, por el hombre o por alguno de los escasos enemigos naturales que tiene, caiga presa del pánico y huya en cualquier dirección, sin tener en cuenta si su destino representará su salvación o no. Se especula sobre si una tormenta espectacular o un terremoto son capaces de producir estas situaciones de pánico en las ballenas. En otros casos se indica que la causa sea una enfermedad. Una infección, especialmente en el oído o en el cerebro, puede dar lugar a desorientación, o puede afectar a su delicado sistema de ecolocalización, inhabilitándolos para alimentarse u orientarse. En estos casos, la propia debilidad puede hacer que la ballena se acerque a la costa para descansar...
En algunos casos, el varamiento se produce con todo un grupo de ballenas. Es improbable que todos ellos se sientan débiles o enfermos a la vez, con lo que estos casos están revestidos de un aura de misterio, aunque son bastante comunes. Se sabe que el comportamiento gregario es muy común en las ballenas. Éste conocimiento se empleaba en la época en que se cazaban ballenas indiscriminadamente, pues se optaba por arponear a un ballenato para mantener cerca a sus padres y arponearlos a su vez mientras intentaban socorrer a su cría. Debido a este comportamiento, es posible que todo un grupo embarranque involuntariamente por mantenerse cerca de un compañero herido o enfermo. Algunos cetáceos son más susceptibles de varamiento que otros. Los calderones parecen varar con más frecuencia que otras especies: los vínculos sociales entre ellos son tan fuertes que se niegan a abandonarse mútuamente y, como resaltado, grandes números de ellos pueden varar juntos.
Estos vínculos sociales quedan muy claros para todos aquellos que hemos tenido la oportunidad de ver el dramático vídeo de Carlos Virgili "Réquiem por un bebé ballena", donde una ballena calderón mantiene a flote, durante tres largos días, a su pequeño bebé, muerto desde hace varios días, con la vana esperanza de que comenzase a moverse de nuevo. En la mayor parte de los casos, los cetáceos varados no son capaces de regresar al mar. Si halláis uno, comprobad si está vivo: escuchad su respiración (en algunas especies pueden pasar entre 10-15 minutos entre dos respiraciones) y observad si los ojos se mueven. En cualquier caso debe avisarse a la policía, que a su vez se pondrá en contacto con las entidades correspondientes. Si la ballena está muerta, no deberemos tocar el cadáver. Si, en cambio, está vivo, no deberemos moverlo. Debemos pensar que un animal tan grande, asustado, puede convertirse en peligroso si mueve la cola y hay gente cerca, por ejemplo, aunque el animal en sí no pretenda hacer daño a nadie. Un animal varado puede sufrir quemaduras solares e hipertermia incluso en épocas frías. Debe taparse con toallas mojadas y agua. Es vital conseguir la rápida ayuda de un experto. En algunos países es ilegal socorrer a un cetáceo sin autorización. Hasta ahora, la información sobre cetáceos procedía de animales sacrificados y de los varamientos. Ahora, a pesar del mayor número de investigaciones con ejemplares vivos en el mar, algunas especies no han sido vistas con vida y muchas otras no se identifican en el mar. Para la identificación puede ser necesario un reconocimiento del ejemplar muerto; incluso los animales en avanzado estado de descomposición pueden identificarse. Los varamientos permiten el examen de los dientes que en casi todas las especies están ocultos. El número, forma, tamaño y posición de los dientes de un cetáceo pueden ser cruciales para la identificación. Muchos cetáceos cambian de color después de morir y por ello dan una impresión falsa de su color verdadero. Por lo general el cambio implica un oscurecimiento sustancial.
Foto de calderón con bebé muerto: Carlos Virgili (Risck)
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