¿Cómo duermen
las ballenas
y los delfines sin ahogarse?
por
Bruce Hecker
South Carolina Aquarium, Charleston,
EUA
Traducción y adaptación de Miquel Pontes


os mamíferos marinos como las ballenas y los
delfines pasan toda su vida en el agua. ¿Cómo pueden dormir y no ahogarse?
Las observaciones realizadas sobre los delfines
mulares de zoológicos y acuarios -y sobre las ballenas y delfines en
libertad- muestran dos métodos básicos de sueño: o bien estos animales
descansan a dos aguas, ya sea en posición vertical u horizontal, o bien
duermen mientras nadan lentamente junto con otro animal.
Los delfines también entran en una fase de sueño más
profunda, generalmente por la noche, en la que quedan flotando en la
superficie, lo que les da el aspecto de un tronco flotante.
Cuando los animales marinos duermen a la vez que
nadan están en un estado similar al de la siesta. Los ballenatos y los
delfines descansan, comen y duermen junto a su madre mientras ésta nada. Se
sitúan en una posición especial en la que la turbulencia que genera la madre
al nadar les impulsa. Esta posición se denomina natación escalonada.
Algunas veces la madre también duerme mientras nada;
de hecho, la madre no para de nadar durante las primeras semanas de vida de
su cría pues, si lo hiciera, el ballenato empezaría a hundirse, y es que
estos bebés ballena no tienen al nacer suficiente grasa en el cuerpo como
para flotar fácilmente.
Si un recién nacido tuviera que nadar todo el rato
quedaría cansado y débil, lo que le haría susceptible de tener una infección
o de ser atacado. Los delfines adultos macho, que generalmente viajan en
parejas, a menudo nadan lentamente uno junto al otro mientras duermen. Las
hembras y los delfines jóvenes viajan en grandes grupos, de forma que se
reparten más fácilmente la tarea de nadar mientras otros duermen.
Durante el sueño los delfines mulares desconectan
una mitad del cerebro y el ojo opuesto. La otra mitad del cerebro se
mantiene despierta con un nivel de atención bajo, lo que le permite estar al
tanto de los predadores, los obstáculos naturales y otros animales que haya
en las cercanías. También determina cuando toca subir a la superficie en
busca de aire fresco. Después de, aproximadamente, dos horas el animal
invierte el proceso, desconectando el lado activo del cerebro y despertando
la parte dormida.
Los delfines duermen, generalmente, por la noche,
pero solo durante unas pocas horas cada vez. Normalmente están activos a
medianoche, posiblemente en concordancia con los bancos de peces y de
calamares que suben más cerca de la superficie en esos momentos.
Estudios basados en electroencefalogramas demuestran
que los delfines mulares pasan una media del 33,4% del día durmiendo. No
queda claro si los cetáceos sueñan mientras duermen. El sueño REM (Rapid Eye
Movement) -una característica del sueño profundo- es muy difícil de
distinguir en estas especies, aunque se sabe que una ballena piloto tuvo
seis minutos de sueño REM en una misma noche.
Para evitar ahogarse mientras duermen es crucial que
estos mamíferos marinos retengan el control del su espiráculo. El espiráculo
es una especie de tapa de piel diseñada para abrirse y cerrarse bajo el
control voluntario del animal. Aun cuando es un tema polémico, la mayor
parte de los investigadores coinciden en que, para respirar, el delfín o
ballena tiene que estar consciente y alerta para saber si su espiráculo está
sobre la superficie del agua o no.
Los humanos, por supuesto, podemos respirar mientras
nuestra mente consciente está durmiendo, ya que nuestros mecanismos
subconscientes controlan el sistema involuntario de respiración. Pero los
delfines y ballenas, equipados con un sistema de respiración totalmente
voluntario, deben mantener parte del cerebro despierto para coordinar cada
respiración.
Otras adaptaciones ayudan a los mamíferos marinos a
retener la respiración durante más tiempo que los otros mamíferos: Los
cetáceos pueden tomar más aire de la atmósfera en cada respiración, pues sus
pulmones son proporcionalmente más grandes que los de los humanos. Además,
intercambian más aire en cada inspiración y espiración. Los glóbulos rojos
de su sangre también son capaces de llevar más oxígeno y, cuando bucean, la
sangre de los mamíferos marinos se distribuye únicamente a aquellas partes
del cuerpo que necesitan oxígeno: el corazón, el cerebro y los músculos
necesarios para nadar; la digestión y los otros procesos tienen que esperar.
Por último, estos animales tienen una mayor
tolerancia a niveles altos de dióxido de carbono CO2 en sangre. Sus cerebros
no inician una respuesta respiratoria hasta que los niveles de CO2 en sangre
son mucho mayores de lo que tolerarían los humanos.
Estos mecanismos, parte de los reflejos de estos
animales al bucear, son adaptaciones a la vida en medio acuático y,
evidentemente, ayudan al animal a la hora de dormir; los cetáceos reducen el
número de respiraciones durante los periodos de sueño; un delfín puede
respirar de 8 a 12 veces por minuto cuando está activo mientras que baja a 3
a 7 veces por minuto cuando duerme.
Es muy raro que un mamífero marino se "ahogue", pues
no inhalan agua de mar, aunque si que a veces mueren por sofocación
provocada por la falta de aire.
Los nacimientos submarinos a veces causan problemas
a los delfines y a las ballenas, y es que el primer contacto con el aire es
el que inicia la primera y crucial respiración. Las necropsias a veces
muestran que el animal jamás llegó a la superficie para tomar su primera
bocanada de aire. Lo mismo ocurre cuando el animal queda atrapado en una red
de pesca; queda imposibilitado de alcanzar la superficie. En otras
ocasiones, un animal perseguido sufre un ataque de pánico y nada más
profundo que lo que le permiten sus posibilidades, quedándose sin aire y
muriendo por sofocación.
Evidentemente dormir en el océano plantea problemas,
pero los mamíferos marinos los han afrontado con éxito.

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