¿Cómo
pueden los cefalópodos cambiar de color?
por Ellen Prager
Rosensteil School of Marine
and Atmospheric Science
Universidad de Miami
Traducción y adaptación de Miquel
Pontes


lgunos cefalópodos -el grupo de animales que incluye
a los pulpos, calamares y sepias- son maestros en el arte de cambiar de
color; una habilidad que usan para camuflarse, amenazar o advertir a los
posibles predadores que habitan en los dominios submarinos.
Muchas de estas criaturas tienen la piel recubierta
de unas células
-cromatóforos- que contienen un pigmento especial. Mediante el control
dinámico del tamaño de dichas células, el animal puede cambiar de color e
incluso crear patrones de color cambiantes. Los cromatóforos están
conectados con el sistema nervioso y su tamaño está controlado por
contracciones musculares.

En esta foto, tomada durante
una inmersión nocturna, se observa a dos pulpitos copulando.
Hay una muestra clara de las células pigmentadas -cromatóforos- del pulpito
situado
en la parte superior, donde se observan manchas de diferentes colores y
tamaños.
El pulpito macho, situado en la parte inferior de la imagen cambia de color
completamente cuando está en celo respecto de su estado natural,
que suele ser mimético con su entorno, como el de la hembra de la parte
superior.
Los cefalópodos tienen una visión extremadamente
desarrollada; se cree que pueden determinar el color y la intensidad de la
luz. Usando su excelente vista y los cromatóforos, los cefalópodos pueden
camuflarse perfectamente creando patrones de color que son muy parecidos a
los del fondo marino circundante. Este cambio de color también ocurre cuando
el animal es molestado o se siente amenazado; reflejan en cierta manera el
"humor" del individuo. El color de la piel también es usado en la
reproducción; en nuestros mares es bastante fácil observar los patrones
"cebrados" de las sepias macho cuando están cortejando a una hembra.
Además del control de color, muchos cefalópodos
generan luz propia y pueden controlar su intensidad a voluntad. La luz
generada por medios biológicos se denomina "bioluminiscencia" y los
organismos marinos la usan con fines muy variados.
Algunas criaturas se cree que usan la
bioluminiscencia para confundir o ahuyentar a sus predadores, otras pueden
llegar a atontar a sus presas mediante un destello que las desconcierta y
anula sus defensas. Otras especies usan esta luz biológica como cebo para
atraer a los incautos. La bioluminiscencia también es un método para
comunicarse en la penumbra o en la oscuridad de los grandes fondos
oceánicos.
 
Estas dos imágenes, tomadas en
menos de un minuto, muestran como esta sepia ha reducido
el color blanco presente en la cara, producto probablemente del miedo al
primer disparo del
flash del fotógrafo. El color claro original, mimético con la arena, se ha
visto substituido
por un color rojizo, producto de las emociones del animal.
Los cefalópodos, al igual que otras criaturas
marinas, generan luz al mezclar dos substancias que combinadas dan un
compuesto que emite luz, un mecanismo similar al que usan las luciérnagas o
al que se usa en los "light sticks" que llevan algunos buceadores en sus
inmersiones nocturnas. Para conseguir que un "light stick" se encienda,
normalmente hay que doblarlo, lo que rompe una cápsula de vidrio que hay en
el interior, y hace que dos compuestos químicos se mezclen y reaccionen,
generando una tercera substancia que es la que emite propiamente la luz.
Este mismo proceso es el que esencialmente ocurre en
los "fotocitos" -las células generadoras de luz- y en los "fotóforos"
-órganos generadores de luz- de los organismos vivos. Una substancia llamada
luciferina reacciona con oxígeno en presencia de un enzima, la luciferasa.
Entonces se produce la reacción química que da como resultado una nueva
molécula que, en los animales oceánicos suele emitir luz de color azul o
verde.
En algunos organismos, los fotóforos son simples
parábolas glandulares; en otros son complejos dispositivos con lentes
biológicas que les permiten enfocar la luz, con filtros de color variables o
incluso un obturador ajustable que sirve como interruptor para encender y
apagar la luz rápidamente y a voluntad.

Esta sepia, retratada
durante una inmersión nocturna, tiene toda la
parte inferior del cuerpo iluminada por bioluminiscencia.
En una noche oscura se supone que la iluminación de su cuerpo
atrae a algunas de sus pequeñas presas, lo que le evita la
tarea de localizarlas y es, por tanto, rentable para este insaciable
cazador.
Los cefalópodos tienen a la vez fotóforos y
cromatóforos en su piel y pueden controlar tanto el color como la intensidad
de la luz que generan. Algunas investigaciones han desvelado que, en algunos
calamares y peces, la bioluminiscencia puede ser producida por una bacteria
que vive en el interior de los tejidos bioluminiscentes del animal.

© Ellen Prager
© Fotos por Miquel Pontes |