Cuadernos de la Antártida
Biólogos
españoles en el mar de Bellingshausen (1)
por
Manuel Ballesteros
El mar de
Bellingshausen es una remota porción del mar que rodea al
continente antártico, aislado, inhóspito, casi inexplorado y cuyo
nombre, algo enigmático, está dedicado al navegante ruso Fabian
von Bellinghausen, uno de los primeros en avistar la Antártida.
El buque de investigación oceanográfica Hespérides frente a
Isla Adelaida
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Aquí nos
encontramos un grupo de científicos y técnicos españoles a bordo
del BIO Hespérides para desarrollar una campaña de investigación
sobre el bentos marino, o sea, todos aquellos organismos macro y
microscópicos que viven en el fondo del mar.
La Dra. Ana Ramos
del IEO de Fuengirola (Málaga), directora de la campaña “Bentart
2003” , con su experiencia en campañas antárticas desde 1986, ha
logrado reunir un buen grupo de especialistas en diferentes grupos
animales y técnicas de muestreo en buques oceanográficos.
Limpiando el material extraído del fondo por la draga
Agassiz. Foto: J.A.Moya
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Los aparatos
muestreadores que estamos utilizando son una draga Agassiz para
capturar organismos epibentónicos en fondos blandos, un patín para
recolectar suprabentos, una box corer para obtener muestras de
sedimento y estudiar la infauna, una draga de roca, nasas que se
calan en el fondo con cebo para atraer a carroñeros (peces e
invertebrados) y un aparato CTD que permite conocer parámetros
físico-químicos de la columna de agua.
El apartado
gráfico es importante y para ello se encuentra a bordo un técnico
de imagen de la Universidad de Alicante que fotografía y graba en
vídeo no sólo los animales que salen con las dragas sino también
todas las operaciones con los muestreadores. Asimismo obtenemos
imágenes submarinas de las comunidades gracias a un pequeño robot
submarino con movimiento autónomo y que puede descender hasta 300
m y a la fotografía y vídeo que realizamos en inmersión con
escafandra autónoma a fondos someros.
Esta zona del mar
Antártico está casi inexplorada, no se conoce con exactitud la
línea de la costa porque el continente está cubierto de hielo y
rodeado de una banquisa muy extensa que no permite acercarse a
menos de 500 m de profundidad. No hay bases científicas en
centenares de millas y la batimetría de los fondos es muy
fragmentaria y dudosa. Por este motivo, antes de muestrear en cada
punto debemos sondear con una sonda multihaz que nos permitirá
saber no sólo la profundidad sino las características físicas
(inclinación y consistencia) del fondo.
Manuel Ballesteros a
bordo del Hespérides frente a la isla Adelaida
Foto:Javier Cristobo
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Los primeros días
de nuestra campaña trabajamos en la zona más alejada del Mar de
Bellingshausen, en las inmediaciones de la isla Thurston, donde el
Hespérides alcanza la latitud más meridional jamás alcanzada con
anterioridad en su navegación, los 71º S.
Muestreamos
en fondos entre 500 y 2.000 m. de profundidad. En estos fondos
viven unas poblaciones relativamente ricas de invertebrados que se
aprovechan de la materia orgánica particulada en suspensión en el
agua o la que se encuentra en el fondo.
Muestra de bentos limpio
en el que predominan ascidias, poliquetos y peces.
Foto: Javier Cristobo
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La draga Agassiz,
en sucesivos arrastres nos trae numerosos ejemplares de gamba roja
(Nematocarcinus longirostris), esponjas de los géneros Rosella,
Mycale y Cynachira, erizos de la especie Sterechinus neumayeri,
algunos pulpos, estrellas de mar (Odontaster meridionalis,
Cuenotaster involutus, Porania antarctica y otras), ofiuras,
poliquetos errantes de la especie Laetmonice producta, crustáceos
isópodos y anfípodos y picnogónidos, algunos de ellos de talla
considerable como los del género Colossendeis que alcanza 55 cm.
con las patas extendidas.
El material que
aporta la draga Agassiz viene generalmente con piedras y abundante
fango; para tener datos semicuantitativos de cada muestreo,
recogemos en un balde 50 litros de fango y de material biológico,
que posteriormente hay que lavar y filtrar en cubierta para
separar todos los invertebrados. En el laboratorio del barco, se
separan por grupos zoológicos o especies concretas, se pesan, se
etiquetan y se procede a su conservación en formol o alcohol.
Posteriormente, ya en su lugar de trabajo en España, cada
especialista estudiará sus muestras, las identificará
taxonómicamente y realizará los trabajos científicos pertinentes.
En el Hespérides
hay dos cámaras frías donde hemos colocado acuarios para
fotografiar todos las especies de la fauna bentónica que salgan en
las dragas y para efectuar experimentos de supervivencia de
especies concretas.
Buceamos
hace unos dias en la recóndita isla de Pedro I, situada a
unos 200 km de la costa
antártica más cercana. La visibilidad era casi nula y habia
mar de fondo pero Jose Antonio Moya de la Universidad de
Alicante y yo (en la foto) conseguimos ser los primeros en
bucear alli...
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A esta latitud y
en esta época del año no existe la noche, que sólo se adivina por
un leve decaimiento de la luminosidad. La actividad científica del
Hespérides se mantiene por 24 horas y es en estos momentos
“nocturnos” en los que entran en acción los “infaunos”, apodo que
se han autoimpuesto los colegas que trabajan con la box corer;
pero esto será tema para otro capítulo…
¡Hasta pronto!
© Texto: Manuel Ballesteros
© Fotos: Javier Cristobo y José Antonio Moya