No es el mar el que se
traga los plásticos
por Francesc Candel
Publicado en el Diario AVUI,
10/03/98
Traducido por Miquel Pontes
irar directamente al mar las
basuras es el recurso que utilizan los barcos en particular y las poblaciones de la costa
en general. Resulta extraño que, de todos estos residuos, sean los plásticos los que
tienen una repercusión más inmediata sobre la vida marina. Debido al hecho que la
mortalidad que producen entre la fauna marina no es epidémica, sus víctimas pasan
desapercibidas. Sus consecuencias, pues, tienen poca difusión en los medios de
comunicación.
Resumiendo la cuestión, resulta
que el plástico comporta una peligrosidad que no lo parece, porque no causa repugnancia.
Se podría decir que por su limpieza y asepsia, no se le considera contaminante. Además,
es como si no fuera agresivo contra nosotros, las personas. Precisamente, su condición de
no degradable, que lo mantiene en cierta manera indestructible, es lo que lo hace
peligroso para ciertos animales marinos de voracidad insaciable.
Cerca de 42 especies marinas, como
los cormoranes y las gaviotas, entre otras, ingieren trozos de plástico que confunden con
su alimento. Incluso alimentan a sus crías con estos trozos.
Las tortugas los confunden con las
medusas, uno de sus manjares preferidos. Aunque el plástico en sí no sea peligroso, el
animal puede morir transcurrido un tiempo más o menos largo a causa de la obstrucción de
su aparato digestivo como consecuencia de este material.
Las muertes producidas por
plástico con las que se topan estos animales son diversas: las aves que acostumbran a
sumergirse en el agua, como por ejemplo los pelícanos, mueren de hambre porque los picos
se les quedan obturados. Las tortugas mueren cuando quedan atrapadas en las láminas,
telas o trozos de plástico.
A las focas les está reservada
una muerte lenta provocada por los restos de embalajes de este material, enredados
alrededor de sus cuerpos y que se mantiene sobre ellas durante todo su periodo de
crecimiento.
Hay más datos macabros sobre el
tema. En el Atlántico norte y en el Mediterráneo, el 30 por ciento de los peces tienen
pelotas de plástico en los intestinos. El plástico está en los intestinos de numerosos
animales, desde organismos planctónicos de un centímetro, hasta los mayores mamíferos
marinos.
A un cachalote de doce metros, que
fue arrastrado por las olas hasta las costas del Adriático, se le encontraron cincuenta
bolsas de plástico embutidas en la garganta.
La autopsia de una tortuga de seis
kilos que apareció muerta en una playa de Honolulu desveló que sus intestinos contenían
una cuerda, una bolsa, una pelota, trozos de una botella, una bolita, una flor, un trozo
de un peine, el tapón de un tubo de pasta dentífrica, un trocito de un juguete y parte
de una jeringa. En total, dos kilos de plástico...
© Texto:
Francesc Candel
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