Un
experimento climático
se hace a la mar
¿Podremos detener el
calentamiento global
esparciendo hierro en el océano?
Adaptado de un texto de Ann
Wellmann (Nature)
por Miquel Pontes

os investigadores han iniciado una serie de
experimentos para comprobar si el aporte de hierro extra en el océano puede
ayudar a eliminar el bióxido de carbono (CO2) de la atmósfera,
aliviando así el efecto invernadero.
Esta polémica idea se ha probado ya antes
en proyectos a escala reducida, pero nunca ha quedado demostrado si el
sistema funciona realmente, en parte por la dificultad de valorar el impacto
real de la prueba en el ecosistema tras la adición de hierro al agua. Los
científicos se proponen ahora observar una amplia zona de océano, durante un
periodo de tiempo relativamente largo, para intentar comprobar este efecto.
El experimento se basa en favorecer el
crecimiento del fitoplancton (algas unicelulares que habitan en las capas
superficiales del mar y que viven gracias al influjo de los rayos solares)
mediante el aporte artificial de hierro al agua de mar, en las áreas donde
la poca disponibilidad de hierro natural en el agua limita el mencionado
crecimiento.
Cuando el fitoplancton crece, absorbe el CO2
de la atmósfera para la fotosíntesis. El fitoplancton es actualmente el
responsable de la mitad de la actividad fotosintética total del planeta.
Algunos investigadores piensan que el aumento de la actividad del
fitoplancton sería una buena manera de reducir la concentración del CO2
en la atmósfera, ayudando a retardar el calentamiento global.
Pero el fitoplancton solo absorberá
permanentemente el CO2 del aire si muere y se hunde en el fondo
del mar, pero esto puede no suceder. Por ejemplo, el fitoplancton puede ser
devorado por el zooplancton (animales invertebrados microscópicos que se
alimentan del fitoplancton). El zooplancton sería devorado a su vez por
otras criaturas mayores, que devolverían el bióxido de carbono nuevamente a
la atmósfera mediante la respiración. En ese caso, el aporte de hierro al
océano no disminuiría la cantidad de CO2 en la atmósfera.
Cerca de 50 científicos se embarcaron a
principios de 2004 en el navío alemán de investigación antártica Polarstern
para averiguar qué sucede realmente.
El equipo planea disolver una solución del
sulfato de hierro en una zona de entre 150 y 200 km2 del
Atlántico Sur, cerca de la Antártida, una zona en la que se espera que las
corrientes mantengan el hierro concentrado dentro de un área limitada. El
equipo efectuará un seguimiento del fitoplancton desde un helicóptero, y
examinará qué clases de algas y de otras criaturas prosperan en este
ambiente durante un período de ocho a diez semanas.
Los investigadores advierten que incluso si
este experimento da buenos resultados reduciendo los niveles de CO2
de la atmósfera, a muchos ecologistas les preocupará la interferencia que
esta acción pueda tener en la cadena trófica marina, y que puede tener un
impacto dramático y negativo para la ecología oceánica. Harán falta otros
estudios para resolver estos temas.

© Texto:
Ann Wellman 2004
© Traducción y adaptación:
Miquel Pontes |