El pecio
"Las Calderas"
por
Salvador Magariño

fotos de Oscar Rulli
(Campeón fotosub de Andalucia en 2002)

 uchas
son las razones por las que los submarinistas queremos visitar los "esqueletos
de dinosaurios" del fondo del océano. A este Diplodocus todavia no se
le aprecia el esqueleto; probablemente tendrá que pasar otro siglo hasta que
se le comiencen a ver las costillas.

Parte de la proa del pecio
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El pecio de "Las Calderas" es uno de esos
restos de los que contínuamente nos hacemos las mismas preguntas: ¿cómo
naufragó? ¿que ocurrió hasta llegar a la isla de Tarifa? ¿fué de noche o de
día? ¿con Levante o con Poniente?. El caso es que ahí está, esperando
nuestra silenciosa visita, para que lo observemos durante su lenta pero
inevitable oxidación.
Por su situación podemos deducir que el
naufragio fue causado, posiblemente, por el estallido de una de las calderas
y, posteriormente, el mismo temporal de Poniente lo incrustaria contra la
isla. Otra posibilidad es la colisión con otro vapor de palas, el "San
Andrés o Rivera del Miño", que se encuentra hundido a pocos metros de éste.

Las cuadernas del doble casco
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El pecio de "Las Calderas" es un vapor
inglés del siglo XIX, de unos 50 m. de eslora por unos 8 m. de manga. Se
encuentra en el Cantil de Poniente de la isla de Las Palomas, a una
profundidad que oscila entre los -10 y los -20 m., apoyado sobre grandes
bloques de piedra.
La poca profundidad hace que la visita al
pecio sea fácil y recomendada para todo tipo de buceadores. La inmersión
debe hacerse con la marea de creciente, con la luna en cuartos o idealmente
en el Reparo. Por la profundidad a que se halla, puede ser visitado durante
más de una hora sin tener que entrar en descompresión.

Una de las tres calderas
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Muy abundante es la fauna que lo habita,
empezando por una amplia gama de nudibranquios, gusanos de fuego y algas,
entre las que destacamos las Rodophitas, que prácticamente cubren
todo el pecio. El colorido más abundante es el naranja de los Astroides
calycularis, que pueblan toda la umbría del barco, en donde la vida es
muy rica. Además, dependiendo de la época del año, podemos ver borriquetes,
salmonetes, pargos, meros, sargos, gorgonias, rayas, peces limón, rodaballos,
centollos y un largo etc. Todas estas especies son habituales en la zona de
Tarifa.
Pero lo que más impresiona al submarinista
es, sin duda, la visita a las grandes calderas. De varios metros de altura y
en un excelente estado de conservación, preceden al pecio. Éste se compone
de un amasijo de cuadernas y otros hierros que, momentáneamente, queremos
componer para encontar las piezas del puzzle... Una tarea casi imposible,
porque de repente se nos cruza un gran pargo o un banco de borriquetes que
nos desconcentran. Entonces, mientras navegamos sobre la cubierta,
descubrimos que el pecio está roto. Si descendemos, navegando por debajo de
él podemos tocar la quilla y los remaches que todavía unen las placas de
hierro.
De nuevo el tiempo se nos agota, tenemos
que volver a la gravidez. Durante el ascenso observamos cómo la silueta del
Diplodocus se va confundiendo con el azul del oceano. Pero no podemos
hacer nada para prolongar la experiencia, tan sólo volver a visitarlo lo
antes posible.


© Texto y dibujo de
Salvador Magariño 2003
© Fotos de Oscar Rulli
(Campeón fotosub de Andalucía en
2002)
Puerto Pesquero
11380 Tarifa (Cádiz)
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