
urante 5 años , estuve observando cómo mis
compañeros de viajes, llegaban a puerto y volvían a zarpar. Algunos
regresaban en el mismo día, otros lo hacían más tarde, la mayoría no
regresaba jamás; seguían surcando los mares.
Siempre me pregunté: ¿habrá alguno con un destino
como el mío?
Con muchas sirenas y bengalas, una mañana, luego de
vaciarme y arrancarme mis entrañas, fui lentamente sumergiéndome hasta
llegar al lecho de este mar azul.
Sentí que mientras algunos aplaudían la hazaña de un
par de hombres, nadie podía llorar mis lágrimas frías, azules, cristalinas,
profundas, inmensas, solitarias... porque ya no podré jamás surcar mares
azules, ni escuchar mi propia sirena, ni ver las olas gigantescas.
No había comprendido mi propia historia, hasta que
llegó a visitarme una mujer. Una mujer que supo acariciarme. Una mujer, que
me abrazó, que descubrió su rostro para darme un beso. Una mujer que
comprendió mi tristeza, y ella me habló al oído.
- Te sientes solo? ... me preguntó.
- Sí , sólo vienen a ver cómo me voy poblando,
estudiosos, científicos, interesados en observar cómo mi cuerpo sirve para
vestirse de algas y peces... pero en realidad, nadie, hasta que llegaste tú,
me había hablado, ni me había recorrido pegado su cuerpo al mío. Nadie me
preguntó jamás cómo había sido mi vida, si había estado enamorado.
No me dieron la oportunidad de contarles que vi
muchas lunas rodeadas de estrellas y que, con ellas, yo hablaba. Les decía,
por ejemplo, que viví una historia de amor y de silencios; una historia con
una estrella gigante que al amanecer me hacía guiños y que siempre, siempre,
estaba delante de mi.
- Yo también viví una historia de silencios y tú
fuiste mi testigo.
- ¿Yo?
- Si! tú. Por mi trabajo vine a conocerte, y junto a
mi estaba el hombre que te hundió. Él estaba convencido que por ti hizo lo
mejor. Hundirte, sacarte del cementerio de barcos, para que muchos te
visitaran y te llenaras de vida. Y sin querer, aquí, frente a ti, a 27
metros, mientras yo te acariciaba, el me miró sonriente y tomó mi mano... Él
no sabía que yo hablaba contigo. Y nació una historia...
- ¿Una historia de amor?
- Sí! pero también es una historia de distancias y
silencios... también es de lunas y de soles... estrellas y lágrimas... pero
hay que algo que tú no sabes.
- ¿Qué?
- Que tú vives en ese amor de olas y silencios, en
ese amor de atardeceres rojos, en cada estrella que se cae del cielo y se
convierte en una estrella de mar. También vives en esa anémona que ama al
cangrejo, y en los caracoles que están sobre estribor. Viven en cada
milímetro de todos esos seres que bailan a tu alrededor. Vives en las algas
que te coquetean, vestidas de verde. Vives en las entrañas de este mar azul.
Vives en la Luna que se acuesta a descansar en tu interior; mientras ella
duerme, tu la acunas. Y cuando vive, esa misma Luna, su historia de amor y
desencuentros con el Sol, tú le entonas una hermosa canción con hilos de
plata... con hilos de color azul.
No estés triste, no te sientas solo, tú eres parte
de la vida... la vida llena de Dios.
Tu cuerpo es el templo del Dios viviente... la vida
llena de Dios.
Antes del hundimiento se efectuaron las siguientes
tareas:
1) Desmontaje
2) Vaciado de líquidos contaminantes
3) Extracción de toda la maquinaria
4) Acondicionamiento para permitir un hundimiento controlado en la zona
escogida
5) Relleno de cemento para estabilizar la estructura
El 19 de septiembre de 1998, el día elegido para el
hundimiento, el Albatros partió acompañado de diferentes naves que lo
escoltaron hasta su lugar de descanso definitivo.
El prefecto de la Prefectura Naval
Argentina, José Luis Osa, fué el responsable del hundimiento, que tuvo lugar en el Golfo
Nuevo, en Puerto Madryn, provincia de Chubut, Patagonia Argentina.
A las 11:15, en medio de una calma total y envuelto
en el humo de las bengalas el barco comenzó a hundirse lentamente.
La población de organismos que se han
asentado en el casco del Albatros hasta la actualidad se compone de:
POLIQUETOS
CARACOLES
ALGAS CODIUM
ALGAS PARDAS |
TUNICADOS
CRUSTÁCEOS
BRIOZOOS
|

La autora junto al pecio del Albatros, aproximadamente a
25 metros de
profundidad, según
mareas. Puerto Madryn,
Chubut,
Patagonia Argentina.
El objetivo del hundimiento fue:
1) La creación de un parque submarino.
2) Estudiar la población natural de la zona para clasificar los crustáceos,
las algas, etc.
3) Observar la interacción de la vida submarina vegetal y animal.
4) Establecer las interrelaciones entre muchos organismos nuevos.
5) Crear un lugar para el perfeccionamiento de las actividades de los
buceadores (PADI): fotografía subacuática, guía naturalista, especialización
en naufragios...