ASMA Y BUCEO
por Javier Velasco Quintana
asta
hace relativamente poco tiempo, los antecedentes de asma en una persona han
sido considerados por muchos médicos una contraindicación absoluta para
bucear.
Incluso aquellos individuos que habían
logrado "olvidarse" de su asma eran excluidos del buceo "excepto si estaban
equipados para transportar su propia camara de recompresión alla donde fueren", como
se recoge textualmente en la edición de 1984 de The Physician´s Guide to Diving
Medicine.
Ésta también ha sido la postura
de DAN (Diver´s Alert Network), por el temor a la mayor propensión al atrapamiento
aéreo y, por tanto, al embolismo gaseoso arterial (EGA).
Se generó un intenso debate cuando en el transcurso del vigésimo sexto curso de DAN
sobre Medicina Hiperbárica y Accidentes de Buceo, celebrado en Mayo pasado, se sugirió
la reconsideración de la posición de la comunidad sobre el asma y el buceo.
El asma es una enfermedad frecuente, que afecta aproximadamente al 8% de los niños y al
5% de los adultos en Estados Unidos.
Esta enfermedad está caracterizada por
una hipersensibilidad de la vía aérea a una variedad de estimulantes entre los que se
incluyen el frío, el ejercicio, el stress psicológico y los irritantes inhalables tales
como el polvo, polen y caspa de animales.
La estimulación de la vía aérea
conduce a constricción del músculo liso en la traquea y en el bronquiolo, así como a un
incremento de las secreciones. Esta situación conlleva generalmente un acortamiento de la
respiración e hiperventilación. En muchos asmáticos también se ha encontrado un
disminución de la elasticidad del tejido pulmonar como consecuencia de la inflamación
crónica asociada a la enfermedad.
La ciencia convencional sostiene que hay varias razones por las que los asmáticos están
en un riesgo aumentado de lesión si sufren un ataque mientras están buceando: Un bloqueo causado por la
broncocostricción y por el incremento de las secreciones, puede conducir a un
atrapamiento de aire en el tejido pulmonar mas allá del lugar del bloqueo. Cuando el
buceador asmático asciende, este aire se expande de acuerdo a la ley de Boyle. En este
escenario, debido al bloqueo, el aire expandido no compensa con la presión externa a
suficiente velocidad y se desgarra el tejido pulmonar con el resultado de EGA.
La disminución de la elasticidad
del tejido pulmonar en los asmáticos provoca que la fuerza necesaria para desgarrar el
tejido pulmonar sea menor que las precisadas para desgarrar un tejido normal pulmonar.
Esto incrementa al riesgo de embolismo gaseoso arterial.
El acortamiento de la respiración
y el pánico en la profundidad puede incrementar el riesgo de un buceador ascendiendo
demasiado rápidamente.
Si embargo, estas no son más que
teorías. No existen datos actualmente que soporten la afirmación que los asmáticos
incrementen la tasa de accidentes de buceo. Esto no es debido a que los asmáticos no
buceen. Algunos lo hacen. De hecho, han existido diversos intentos para determinar qué
porcentaje de los buceadores tenían asma, pero un numero exacto fue imposible de obtener
porque muchos de los buceadores asmáticos tienen recelo a admitir su condición.
Las mejores estimaciones colocan el porcentaje de buceadores asmáticos entre el 4 y 8%,
es decir, bastante similar al que ocurre en la población general.
Un estudio desarrollado por DAN en 1991
encontró que los asmáticos parecían tener 60% más de incidencia de todos los tipos de
enfermedad descompresiva, pero el tamaño de la muestra no fue lo suficientemente grande
para encontrar esta diferencia estadísticamente significativa.
Los esfuerzos por determinar el riesgo
relativo de los buceadores con asma continua, pero de manera creciente se observa que el
riesgo no es tan grande como antes se creía.
Una cierta población de asmáticos parecen no tener mayor riesgo de alguna manifestación
de enfermedad descompresiva que los buceadores no asmáticos, según el articulo publicado
en el Annals of Allergy en 1994.
Este grupo de asmáticos de bajo riesgo
incluye buceadores cuya asma es disparada por el frío o el ejercicio, previamente
considerados contraindicación absoluta para la practica del buceo, que poseen una
condición clínica controlada por la medicación.
Esta opinión ha continuado
ganando apoyos y por este motivo se celebró un simposium de 1 día de duración al
principio de la Reunión de la Sociedad de Medicina Hiperbárica y Subacuática celebrada
en Florida en Junio pasado.
El proposito de esta reunión fue refinar la posición oficial de la comunidad médica de
especialistas en Medicina Subacuática sobre el asma y el buceo. Los resultados de estas
sesiones fue resumido en la carta del Dr. Richard Moon, director médico de DAN.
" Se ha reconocido que el los posibles riesgos de barotrauma, incluyendo el
embolismo gaseoso arterial, no están cuantificados de manera rigurosa. Sin embargo, se
admitió que un gran número de inmersiones han sido completadas por asmáticos conocidos,
sin apenas complicaciones...
...Si un
asmático tiene una función pulmonar normal, tanto antes como después de una maniobra
provocadora tal como el ejercicio, los riesgos son bajos y aceptables. Sin embargo, se
señaló que individuos predispuestos al asma deben ser cuidadosamente instruidos en la
importancia de un ascenso lento y no deben bucear si se detectan síntomas de asma."
Aunque la posición oficial de DAN todavía no ha sido bien aclarada, el Dr. Moon dice que
será muy similar a ésta.
¿Pero que significa todo esto para un asmático que bucea o quiere empezar?. El asma ya
no es una contraindicación absoluta para el buceo, pero es esencial que el asmático
consulte a su médico y consiga evaluar su función pulmonar antes de bucear.
En el pasado, muchos asmáticos han
ocultado su condición a los instructores o su deporte a sus médicos, en la correcta
creencia de que les sería negada la oportunidad de bucear.
Afortunadamente, la cambiante
percepción del asma y el buceo animará a muchos asmáticos a buscar la apropiada
clarificación médica para la práctica del buceo en médicos
especialistas en medicina subacuática.
Esto podría resultar en la selección de
aquellos asmáticos que no deberían bucear bajo ninguna circunstancia, permitiendo una
adecuada formación e instrucción al resto.

© Javier Velasco
Quintana 1997
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