Alrededores de Pont d'en Gil
Por Fco. José Echeverría
lrededor de Pont d'en Gil hay sitio para realizar tres o cuatro inmersiones
diferentes, con recorridos interesantes y gran variedad de paisajes submarinos. Podemos
fondear en la puerta de la cueva de Pont d'en Gil.
Allí iniciamos el recorrido adentrándonos en el
vestíbulo. Pero en lugar de penetrar hacia el interior de la cueva giramos hacia la
izquierda y en la esquina encontramos un pequeño túnel. Por ese túnel se atraviesa
hasta salir a otra cueva bastante ancha que sale al interior de la ensenada. Es la Cueva
Pequeña de Pont d'en Gil.
Continuamos el recorrido siguiendo la pared y
cogiendo algo de fondo pasamos por debajo del puente, que se ve perfectamente desde debajo
del agua. Aquí hay una aglomeración de bloques de roca que se deben explorar, porque
albergan meros y otra fauna interesante.
Si seguimos pegados a la pared de la izquierda
esquivamos unos cuantos bloques y encontramos la entrada de otro pasadizo que atraviesa el
brazo de tierra para salir a la ensenada. Si salimos sigilosamente es fácil sorprender a
la esquiva fauna del lugar antes de que corran a sus escondrijos.
Desde la salida de este pasadizo se tiene una
amplia visión que abarca desde la posidonia del interior de la ensenada, hasta el arenal
que se pierde en el horizonte azul. Mirando hacia abajo y a la izquierda la pared llega
hasta ese arenal y podemos seguirla buscando entre los resquicios de la roca.
Al llegar donde dobla el cabo es obligatorio mirar
hacia arriba, porque suele haber grandes concentraciones de sargos. Esta pared acaba en el
fondo de arena, y forma pequeñas covachas con el suelo. En estas cuevas suele haber
brótolas, morenas, congrios y alguna langosta.
Después de doblar el cabo vuelve a aparecer la
posidonia, y siguiendo la pared mientras buscamos en todos los agujeros que encontramos
llegaremos a la entrada de la cueva grande, donde hemos dejado el barco.
Otro itinerario que se puede seguir desde la
entrada de la cueva consiste en bordear la costa hacia el sur siguiendo el acantilado.
Este camino nos ofrece la posibilidad de encontrar múltiples cuevas que nos permiten
adentrarnos en ellas sin perder de vista la salida.
La primera de ellas en una hendidura a unos -15 m.
que es plana, de apenas un metro de alta, pero de 4 o 5 m. de ancha. Si traspasamos este
umbral nos encontramos enseguida una pared de roca de un par de metros de altura. La
franqueamos y, ya con el suelo de roca que garantiza que no se levante sedimento, aparece
otra estancia más amplia y con otra pared de similares características. Parece que la
estructura interior de esta gruta es como unas gradas o una escalera, que permiten ir
accediendo a pisos superiores y adentrandonos hacia el interior.
Salimos al exterior y podemos seguir explorando
las rocas, hasta llegar a otra cueva de fondo de piedras y más alta que la anterior. Esta
es menos angosta y se puede recorrer su interior con los focos para buscar algo de vida,
escasa esta vez.
Si continuamos el recorrido nos encontramos con un
cabo, donde se suelen ver peces pelágicos como serviolas, y donde al doblar la esctuctura
de la pared cambia a un muro vertical desde la superficie hasta el fondo de arena, a unos
-12 m. Este muro se convierte en un desfiladero porque se aproxima otro muro de iguales
características. Ambos están tapizados de algas calcáreas rojas y moradas, que le dan
el aspecto de asideros donde enchar los dedos.
El pasillo que forman ambas paredes se convierte
en un túnel según vamos avanzando y su longitud es considerable, pero muy fácil de
explorar porque es recto y siempre se tiene a la vista la salida, y muy alto, porque desde
el suelo de arena se mantiene a esa distancia de -12 m.
Este segundo itinerario se puede realizar completo si la
embarcación no fondea, sino que va siguiendo a los buceadores por sus burbujas. Estos van
subiendo al barco según van llegando a la reserva si necesidad de regresar a buscar el
ancla. Es lo que se llama 'Drifting' o inmersión caribeña.
Otra posibilidad más que ofrece esta zona es la
de fondear en el interior de la ensenada. Aparte de recorrer los túneles y pasadizos ya
mencionados, la zona ofrece una amplia pradera de posidonia donde hay muchas nacras. Si
nos pegamos al acantilado hay multitud de agujeros, cuevecillas, bloques de roca y otras
estructuras que nos permiten buscar vida marina.
Donde acaba esta pradera de posidonia se extiende
un arenal en el que muchas veces hay sepultadas tembladeras, rayas, estrellas de mar y
otras variedades de peces bentónicos como escorpiones, lenguados, salmonetes hurgando el
suelo con los bigotes, y pececillos que asustados se esconden bajo la arena cuando nos
acercamos.
Este arenal tiene para mi una imagen que nunca
olvidaré: En mi primera inmersión en mar fuera de la cala, el ancla posado en la arena,
la cuerda subiendo a la superficie donde se distinguía perfectamente el casco de la
'Greenpeace' y un grupo de tres buceadores parados en posición vertical haciendo una
parada de seguridad.
© Fco. José Echeverría
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