El
Pacífico Español
por Alfonso Vaquero

Plano de la Isla de Amat
Expedicion de Domingo de Boenechea. Manuscrito en color. Museo Naval de Madrid |
 e todos es bien conocido el hecho del descubrimiento de
América por Cristóbal Colón en el año 1.492 y de su consiguiente colonización, pero
seguramente sólo una minoría conoce las brillantes acciones de los navegantes y
descubridores españoles en aguas del Océano Pacífico, un hecho tan notable y
trascendente, que a pesar de ello quedo totalmente relegado y olvidado.
Se trata aquí, por tanto, de recuperar parte de
nuestra memoria histórica y rendir un pequeño homenaje a todos aquellos hombres que
hicieron posible semejante gesta.
Antes de entrar en el tema, únicamente recordar
que fue Vasco Nuñez de Balboa el que descubrió tan vasto océano en el año 1.513 y lo
denominó Pacífico, por la tranquilidad de sus aguas, aunque posteriormente se
comprobaría que no era así.

Retrato de Fernando de Magallanes
Oleo del siglo XIX. Museo Naval de Madrid |
El primero en adentrarse en el gran océano
desconocido fue Fernando de Magallanes, un portugués al servicio de la corona española
que partió el 10 de Agosto de 1.519 desde Sevilla, al mando de cinco naves y 237
tripulantes.
Tras pasar por la isla de La Gomera y por las
islas de Cabo Verde, arribó a las costa de Sudamérica, donde prosiguió con rumbo sur.
Antes de doblar el estrecho que une el Océano Atlántico y el Océano Pacífico, y que
desde entonces lleva su nombre, una de las naos, la Santiago, se perdió y otra,
la San Antonio, regresó a Sevilla.
Las tres naos restantes penetraron en un inmenso y
desconocido mar; esto sucedía el 27 de Noviembre de año 1.520. Desde entonces y por
espacio de cuatro meses, no encontraron ningún lugar donde poder reponer sus víveres.
Los suministros se agotaron hasta tal punto que la
tripulación tuvo que comer pedazos de cuero e incluso serrín para no morir de hambre, y
como no podía suceder de otra manera en estas condiciones, el escorbuto hizo su
aparición.
Al fin, el 6 de Marzo de 1.521, se toparon con un
grupo de islas en las que pudieron recoger alimentos y agua, a las que denominaron
"islas de los ladrones" y que más tarde recibirían el nombre de Islas
Marianas, en honor de la esposa del rey Felipe IV.
Tan solo diez días más tarde arribaron a las
islas que serian conocidas como las Filipinas y donde el propio Magallanes encontró la
muerte, de resultas de un combate con una tribu local.

Juan Sebastián de Elcano.
Litografía de J. Donon en Historia de la Marina Real Española. Madrid, 1854 |
Al mando de su lugarteniente, Juan Sebastián
Elcano, el resto de la expedición intentó regresar a España cruzando el Océano Indico,
el cual dejaron atrás despues de muchas vicisitudes.
Su viaje concluye el 8 de Septiembre de 1.522,
cuando llegan a Sevilla con una única nave tripulada por 22 hombres. De esta manera se
completó la primera vuelta al mundo, proeza que no se repetiría hasta el año 1.580 a
manos de Sir Francis Drake, el célebre corsario inglés.
Aunque pudiera pensarse que la expedición no
reportó beneficios, esto no fue así, ya que las pocas especias que traían fueron
suficientes para sufragar los cuantiosos gastos del viaje. Por eso no es de extrañar que
en poco tiempo se creara una nueva flota, esta vez compuesta de siete barcos, que zarpó
de La Coruña el 24 de julio de 1.525.
Esta segunda expedición resultó un completo
desastre, dadas las adversas condiciones que tuvieron que soportar, y en ella encontró la
muerte el propio Elcano, que figuraba como piloto mayor.

Galeón de época
Grabado de Brueghel. Siglo XVII |
Asimismo, también viajaba Andrés de Urdaneta, el
cuál, años después, descubrió lo que se dió en llamar la "vuelta de
Poniente" y que sería el derrotero que seguirían los galeones españoles desde
Manila hasta Acapulco, ya en las costas mejicanas.
Una vez establecida una línea comercial entre los
extremos del océano, el siguiente paso fue la exploración del resto de esa vasta
extensión de agua y sobre todo el descubrimiento de la llamada Terra australis,
cuyo nombre correspondía a un hipotético continente que se expandía a través de los
mares australes.
Así, el 19 de Noviembre de 1.567, parte de el
puerto de El Callao, una flota al mando del gallego Alvaro de Mendaña, en cuya derrota se
va encontrando con numerosas islas; el 15 de enero de 1.568 arriba a la Isla de Jesús
(Isla Nui del archipiélago Ellice) y el 7 de Febrero a la Isla de Santa Isabel de la
Estrella, que creyó formaba parte de las míticas islas del Rey Salomón.
Después de explorar todo el archipiélago regresa
el 11 de Agosto, pero durante la travesia sufre una terrible tempestad y las naves llegan
muy maltrechas al puerto de Santiago, cercano al actual puerto de Manzanillo en México.
Es interesante reseñar la posterior expedición
llevada a cabo por Juan Fernández, el cuál era un experto navegante, en la que
descubrió las islas que llevan su nombre. En ese lugar situó el escritor Daniel Defoe la
trama de su afamado libro "Robinson Crusoe".
De nuevo, en el año 1.595, Alvaro de Mendaña
intenta encontrar el paradero de la Terra australis, pero desafortunadamente
sólo encontró la muerte. Su flota se desvió a Manila, dirigida por su piloto Fernández
de Quirós.
Éste descubrió, en un viaje posterior, las
Nuevas Hébridas, aunque él pensó, que había logrado llegar al tan ansiado continente
austral. Por eso abandona la expedición, tras haber fundado allí un pequeño
asentamiento, que dejó al mando de Luís Váez de Torres, y se dirige a Madrid para dar
la buena noticia al monarca español.

La corbeta Atrevida, que
junto a la Descubierta fueron las utilizadas en la Expedición Malaspina |
Paradójicamente, Torres que ve transcurrir el
tiempo sin noticias de Quirós, decide iniciar la marcha hacia Filipinas. En primer lugar,
recorre la costa donde había estado fondeado y comprueba que, efectivamente, se encuentra
en una isla de gran tamaño, pero muy lejos de ser el pretendido continente austral.
Emprende el rumbo hacia el Oeste, y llega hasta la
península de York; sin pretenderlo ha alcanzado lo que todos buscaban tan ansiosamente.
Durante varios meses, recorre esas costas y llega también hasta Nueva Guinea, para
posteriormente seguir viaje hasta Manila, a donde llega el 22 de Mayo de 1.607.
Tristemente, las autoridades españolas hicieron caso omiso de todo cuanto sucedió en ese
viaje.
Muchas fueron las expediciones españolas que se
fueron sucediendo y en las que se hacían constar nuevas islas, con lo que el mapa del
gran océano, se fue poco a poco cubriendo de puntos ya conocidos.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, las
potencias extranjeras -Inglaterra, Francia y Holanda- realizaron numerosas incursiones a
manos de nombres tan conocidos como Byron, Wallis, Boungainville, Cook, La Perouse,
Vancouver, Tasman, etc. por lo que los españoles se vieron obligados a realizar numerosas
comprobaciones, ante el rumor de que los británicos pretendían crear un asentamiento
estable en alguna de las islas.
El Virrey español de Chile, pensando que ese
lugar podría tratarse de unas islas avistadas por lo ingleses en 1.687, decide enviar dos
barcos, para tomar posesión de aquellos territorios. De esa forma, el 20 de Noviembre de
1770 se describe y levanta un mapa de aquella zona y se toma posesión de la isla, que
recibe el nombre de San Carlos, aunque después se la conocería como Isla de Pascua o
Rapa Nui.
A pesar de que, como ya comentamos, se avistó en
varias ocasiones la costa australiana, no fue hasta el 23 de Agosto de 1.770 cuando James
Cook tomó posesión de aquellas tierras para la corona británica.
La colonización comenzaría en el año 1.778, con
la instalación de una colonia penal en lo que sería la actual Sydney. La presencia
británica en el Pacífico fue borrando las huellas dejadas por los españoles.
Curiosamente, y como dato anecdótico, el
crecimiento de la reciente colonia inglesa se debió a la presencia de la oveja merina de
origen español, la cual se convertiría en el motor de la economía australiana.
También, en el año 1.775 se crea un pequeño
asentamiento hispano en la isla de Tahití, donde habían sido muy bien acogidos por los
nativos; en esos momentos en España se estaba gestando el viaje marítimo-científico
más importante de todos los realizados hasta entonces: el que realizaría el marino
Alejandro Malaspina. De alguna manera se podría decir que fue la contestación española
a los viajes efectuados por James Cook.

Alejandro de Malaspina, uno de los marinos con más prestigio de la Armada española |
La expedición zarpó del puerto de Cádiz el 30
de Julio de 1.789. Constaba de dos corbetas, la Descubierta y la Atrevida,
con una tripulación total de 204 hombres, entre marineros, cartógrafos, naturalistas,
astrónomos y una pléyade de los mejores científicos que dió la Ilustración española.
Cruzaron el Atlántico en dirección a Montevideo
y en el mes de Noviembre llegaron a la Patagonia, para poco después cruzar el Estrecho de
Magallanes. Al llegar al puerto de San Carlos de Chiloé, las dos embarcaciones se
separan.
La Atrevida se dirige a Valparaíso a
donde llega meses más tarde la Descubierta, para juntas dirigirse hacia El
Callao. En todo este tiempo se suceden investigaciones de carácter hidrográfico,
astronómico y recogida de muestras zoológicas y botánicas.
Posteriormente recorren las costas de Ecuador y
Panamá, hasta alcanzar la ciudad de Acapulco en México. Aquí Malaspina recibe ordenes
directas del rey para explorar la costa noroeste de América del Norte y parte en esa
dirección llegando hasta las costas de Alaska, donde entabla relaciones con los
esquimales.
Una de las huellas que aún perdura en esa zona
del paso de los españoles es el nombre que recibe el glaciar más grande de
Norteamérica, al que se le conoce como glaciar Malaspina.

Vista de la colonia inglesa de Sydney
Fernando Brambila, pluma y aguada.Expedición Malaspina. Museo Naval de Madrid |
De Enero a Junio del 1.792, recorren las islas
Marianas, Filipinas, Nueva Zelanda, Australia y las islas Vavao, desde donde regresan a el
puerto de El Callao y posteriormente al de Cádiz el 21 de Septiembre de 1.794.
Después de cinco años de navegación, la
cantidad de documentos y muestras recogidas resultó ingente, pero por desgracia las ideas
reformistas de Malaspina chocaron con las altas jerarquías españolas y le llevaron al
encarcelamiento, además de la incautación de todos los trabajos efectuados por él, por
lo que la publicación de los resultados del viaje no se pudo llevar a cabo y quedaron
relegados en el olvido.
Al menos se conservaron en numerosos archivos
todos los documentos relativos al viaje y el tiempo se encargo de confirmar que se trató
de uno de las más importantes empresas científicas de todas las llevadas a cabo en el
siglo XVIII.
Finalmente, el 10 de Diciembre de 1.898, tras la
guerra contra EE.UU., España firma un tratado en el que reconoce la independencia de Cuba
y cede Puerto Rico, las Filipinas, y Guam a los norteamericanos.
De esta manera, desaparece la presencia española
en esa zona del mundo y, aunque solo han pasado cien años desde entonces, la huella
dejada por los españoles parece haber sido totalmente borrada.
No se trata de hacer un alegato patriótico sino
que, al menos, tengamos conciencia de la vinculación que tenemos con esa gran masa de
agua, situada al lado opuesto de nuestro planeta, llamada Océano Pacífico.

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Texto y fotos: Alfonso Vaquero 1998
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